dimecres, 14 de juliol del 2010
Algo.
Me escuecen los ojos. Hay un tipo de sensación que me oprime el pecho. Estoy tranquila porque he obligado a mi mente a calmarse, a pensar las cosas fríamente y a decir "basta" al dolor. Pero aún así, es insoportable. Una vez colocada una barrera entre pensamientos y sentimientos, trato de analizar la situación. Pero es imposible. No sé cómo reaccionar. En una ocasión leí que las obviedades costaban de ser localizadas, ya que el cerebro las establece como "situación normal" y las elimina de la lista de posibilidades. Aún así, no sé si espero algo obvio. Sé que ha pasado algo malo. Sé que tengo algo que solucionar. Pero ni identifico el núcleo del problema, ni sé la forma de desembrollarlo. Me pican los ojos, las lágrimas se han instalado en ellos, haciendo que el dolor incremente. Este daño que siento, esto tan desagradable, es prueba de que el mundo existe. Y aún así, es insoportable. Ahora mismo veo una pared negra, muy oscura, como una caída libre sin final. No le veo el fondo al pozo. No sé la forma de salir de él. Estoy atrapada. Las lágrimas resbalan por mis mejillas. Algo tranquilizador. Algo normal. Algo habitual. Algo triste.
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada