Era de noche, noche oscura. A lo lejos se advertía el ruido de la calle. Cerca, muy cerca, rezaca una melodía "I love you more than anyone in my life". Y aún más cerca, rozando su piel, un calor húmedo se adhería a su cuerpo. Se adivinaban más sonidos: el tecleteo de un ordenador, bocinas de coches, una respiración pausada y un corazón alterado.
Una habitación. Eso era todo lo que cabía en su campo de visión. Mucha negrura rodeando una estrella. Porque, en medio de ese habitáculo, algo brillaba con fuerza. Una sonrisa, quizá. Unos dientes blancos que alforaban de unos labios tersos y rosados. Y ahora lo entendía, por eso ella también sonreía.
Un poquito más lejos de esa sonrisa, había una piel pálida. Por encima, cabello oscuro (confundiéndose con la negrura ya imperiante) cayendo sobre unos hombros anchos. Más abajo, sólo un mar revuelto de sábanas. No podía apartar la vista. La música cesó dejando un silencio cargado. Un silencio demasiado lleno de palabras.
-Dime algo -susurró.
-Te amo -contestó él.
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