dilluns, 30 de novembre del 2009

Amor peligroso.

Nunca supe ver el mal que me hacía. Era un encanto peor que el de los abismos: peligroso, pero atractivo. Era como una droga, me mataba por dentro pero me mantenía tercamente atada. Aunque hubiera querido huir de ello, no habría podido. Colmaba su amenaza de palabras dulces; como quien te dice "Mi amor, no te haré daño" sosteniendo un cuchillo. No supe ver el arma, me perdía en la inmensidad del "mi amor".

Llenó mi cuerpo de caricias; mis vestidos, de flores; mis labios, de besos; mi lengua, de placeres; mi cabeza, de su ser; mi conciencia, de amor; mi sensatez, de estupidez; mi intuición, de cegueza. Todo mi mundo era suyo. Fue todo, fui nada; fui amor, fue odio.

Fui su llave, él mi candado. Fui su alma, él mi cuerpo. Fui su lecho de amor, él mi tumba. Fui sus besos, él mis mordiscos. Fui su tesoro, él mi dragón. Fui su prisionera, él mi caballero. Le di todo, él lo tomó. Le deseé, él me mató.


-"La gente no muere por fantasmas, cariño. La gente muere de estupidez"

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