divendres, 27 de novembre del 2009

Inocencia.

-Hermanita, hice algo terrible. Siempre habría creído que yo era una buena chica, pero divertirme a costa de los demás me encanta. Siento un gran placer cuando daño a mis amigos, si es que puedo llamarles así. Me encanta cuando les veo llorar, pidiéndome que pare de hacerles daño. Pero eso no es nada comparado con el abismo que siento cuando me están haciendo daño a mí. Siento placer y a la vez rencor. Es un dolor infinito, un deseo lascivo. Siento que debo devolverles todo el daño que me están causando pero a la vez me encanta ese sentimiento de tristeza, agonía absoluta.
-Mi pequeña y dulce hermana. Mi inocencia personificada, mi dulce bombón... ya no eres una niña pequeña. ¿Cuántos años cumpliste? ¿14? Entonces pronto vas a casarte... Has crecido tan deprisa, la pureza que creí que no te abandonaría nunca ya lo hizo. Naciste con una estrella, créeme, no dejes que el deseo te consuma. Mírame, a tu hermana mayor, tu mayor obstáculo y a quien más admiras. He perdido todo tras el mismo deseo que ahora amenaza con comerte a ti. Voy a contarte algo, un secreto, una leyenda muy antigua, un deseo, un secreto, un tesoro. Guárdalo en tu corazón, recuérdalo siempre, porque el dolor ageno muchas veces previene del propio. Piensa en ello, hermanita mía, piensa en ello.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada