diumenge, 1 de novembre del 2009

Efímero.

Me siento sobre ti, realmente, porque quiero acaparar tu atención. Te escucho hablarme, tu dulce voz derrite mis sentidos. Te miro como si no hubiera otra persona en este mundo que pudiera acompañarme en mi triste soledad. Me centro únicamente en ti, en tus ojos, tus labios, tus manos. No veo otro mundo que el que pudiera crear contigo. Te quiero, lo sé, pero no sé cómo conseguirte. Me siento perdida, muchas veces, confundida por la nube del dolor. No sé qué hacer y, ahora que te tengo delante, he perdido el mundo de vista. ¿Dónde estoy? Contigo... es lo único que quiero saber ahora.

Jugueteas con mis pulseras y el solo roce, tan mínimo y efímero, de tu piel me causa un cosquilleo en el estómago. Te muerdes las uñas, voy a quitarte la mano de la boca y rozo tus labios con los dedos. La suave piel que quisiera tener sobre la mía. Los labios a los que querría besar, los que querría poseer, saborear... Te tomo la mano y no te suelto, quisiera que nunca te apartaras de mí. Te acercas a mí, me sonríes, me derrites.. Acercas tu boca a mi oreja, lentamente, en voz baja y cálida, me susurras: te quiero... ; pierdo el sentido y me vengo abajo. De pronto la habitación queda oscura, fría y vacía. No reconozco el lugar donde estoy, pero puedo suponerlo: es mi habitación, de noche, sin nadie que me acompañe. Tú no estás aquí conmigo, todo ha sido un sueño. Producto de mi imaginación... Vuelvo a estar sola y perdida en mi triste camino... Todo fue tan efímero, pero tan feliz.

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