dijous, 15 d’octubre del 2009

Los recuerdos danzaban en mi interior. No eran desagradables, no eran nostálgicos. Eran alegrías pasados, muchas penas superadas y aventuras que terminaron en su día. Aunque ahora mismo llorara a lágrima viva, no era por tristeza, seguía siendo feliz. Te recordé a ti, sentado en el banco de la plaza, con el sol en plena cara. Recordaba tu sonrisa, tan cálida como los rayos del astro, o quizás más. Recordé tus ojos, tus caricias, tu amor, tu ser... Recordé cada una de las células que me enamoraron. Veía claramente esos días de largos paseos por verdes parques. Notaba cómo el aire me acariciaba el rostro, oía el ruido de las personas hablando a nuestro alrededor y sentía tu mano cogiendo la mía. Nuestros días, nuestros paseos, nuestros susurros, nuestras palabras... todo eso recordé. ¿Me sigues pensando? ¿Sigues amándome? Siempre he querido volverte a ver. Creo que no hace falta mucho... quizás solo unos años más. Aunque no quiera irme, tengo muchas ganas de verte. ¿Todavía me recuerdas?

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