Tuve paciencia de aguantar malas palabras y miradas de desprecio. Me quedé como un perrito abandonado, sin saber buscar mi amo. Las calles eran todas iguales, sin salidas, sin camino. El mundo era gris, la alegría y la felicidad quedaron atrás. Por más que me preguntara "¿por qué?" la respuesta nunca llegó. Por más que te mirara, te rogara y te llorara, tu cara siempre era de indiferencia y frialdad. ¿Cómo debí de sentirme en ese momento, sin nada a lo que agarrarme? Nunca comprenderás, ni espero que llegues a hacerlo, la paciencia que tuve para aguantar eso. Las malas palabras, las amenazas y la soledad, todo eso, dejó huella en mí.
Ahora me ves , escritora de locuras y lectora de mundos diferentes. No parezco la misma, he crecido. No soy una niña pequeña y asustada, sino una mujer adulta y preparado. Todo lo que pasó, "todo lo que pasó" , las preguntas sin respuesta, me han cambiado. ¿Ves algo a simple vista? Te lo diré claramente: Soy tu peor pesadilla, el mal personificado, y vengo para hacerte sufrir.
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