dijous, 22 d’octubre del 2009

Inconsciencia.

Los humanos, en nuestra totalidad, no somos realmente conscientes de nuestra existencia. No entendemos los miles de millones de años que quedaron atrás, mucho antes que nosotros. No podemos comprender cómo pasa el tiempo, sin detenderse, segundo tras segundo. No comprendemos nada que not enga una explicación, siempre vamos buscando respuestas a las preguntas. Nuestra sed de conocimiento nunca se sacia, pero a la vez, nunca es suficiente.

Nos preocupamos de los grandes acontecimientos: la capacidad del universo, los secretos de la ciencia, el pasado no escrito. ¿Es realmente importante todo eso? Por supuesto que sí, pero en un primer paso deberíamos fijarnos en la existencia individual. Siéntate en un banco de la calle, por ejemplo, o mira por la ventana de tu habitación. ¿Qué ves? Coches, personas, árboles, tiendas, la calle. ¿Comprendes algo, sientes un cosquilleo en el estómago? Ahora imagínate los millones de coches que pasan por la calle, imagínate que se repiten cada día, que forman parte de tu rutina y tú ni tan siquiera les conoces. Imagínate las millones de personas que hay en el mundo y tú, día a día, ver pasar por tu vida cientos de ellas. Imagínate la cantidad de tiendas que se necesitan para abastecer la especie humana y unas de esas permanecen siempre a tu vista. Imagínate los árboles, tantas especies, tan vivos, delante de tu casa, cuando tienen mil lugares donde nacer. ¿Cuántas calles hay? Y tú vives en una de ellas, no en un pueblo, ni en un desierto o un glaciar, vives en una calle de gris acera y negro asfalto. ¿Sientes ya un cosquilleo en el estómago? Sigue pensando en ello, hasta que comprendas la inmensidad del mundo.

La composición de tu cuerpo es fascinante. Hay tantas células, billones de ellas. ¿Has pensado nunca que cada una de ellas podría pensar por sí misma? Claro que no, puesto que desde el punto de vista científico , es imposible. Pero si pudieran pensar, ¿qué dirían? ¿No te sientes amo de ellas? En esencia, viven para ti. Te nutren, porque realmente, no eres dueño de tu cuerpo. Eres compuesto de billones de seres vivos. ¿Puedes creerte uno?

Comenzando por mirar el pasaro y pensar en el futuro, así se compone el presente. Donde te sientas siempre en la plaza, o el parque que pisas cada sábado por la tarde; piensa en ellos. Allí, antes, con otro paisaje pero en el mismo lugar, podría haberse sentado un personaje que hizo historia. Alguien que no fue nadie cuando nació pero que lucho y creó su fama. Y es que el mundo es pequeño y siempre lo compartimos.

¿Has notado un cosquilleo en el estómago? Párate a pensar hasta que sientas que tu mente se mete de lleno y los sentidos quedan eclipsados. Piensa hasta que te metas en el papel. ¿Sientes tu inconsciencia?

1 comentari:

  1. Me gustó mucho Kaala, te da mucho que pensar.
    En lo personal me dan crisis existenciales mirando mas hacia lo lejos que hacia lo cerca, especificamente con la inmensidad del universo.

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