dissabte, 6 de novembre del 2010

Basta .

Me miró con tristeza y dulzura. Me había hecho prometer que no me enfadaría. No le bastó mi promesa, quiso un juramento, más duradero y fuerte. Algo importante para ambas. No sabía cómo reaccionar. Que necesitara eso, precisamente eso, una alianza verbal de tal calibre, significaba algo. Significaba que lo que me tenía que decir podía doler. Doler mucho.

-Es que... no te fue fiel, ¿sabes? Tenía el listón muy alto, no sé.

No quería escuchar nada más. Quizás lo que me estaba recitando, como un poema aprendido de memoria, no era más que una mentira. Quizás lo decía sólo para averiguar mis puntos débiles. Pero luego encontré algo que realmente valía: no quería seguir escuchando.

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