dissabte, 24 d’abril del 2010
Desapareció.
Fue la flecha que, por así decirlo, rompió la estructura débil de su corazón. Después, no supo qué hacer o qué decir. Simplemente, se sentió entre una multitud incierta. Nadie sabe si sobrevivió, si murió, o si se quedó bebiendo en algún garito de mala muerte. Quizá ahora sea una botella de cerveza, una estrella errante, o una persona feliz que ha conseguido superar las adversidades de la vida. Lo que sí está claro es que ha desaparecido. En este mundo ya no está; tampoco se sabe si en otro lo hará. Ahora, cuando su ausencia es notoria, me pregunto: ¿dónde quedaron aquellas promesas mudas? Ahora, cuando falta tanto, me pregunto: ¿estará bien? Perdido... todo está perdido...
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