dissabte, 17 d’abril del 2010

Sentémonos a hablar.

-A ver, las cosas como son. Todo esto es extraño. Tú estás extraña, rozando lo irascible. ¿Por qué? O mejor dicho, te preguntaré: ¿qué pasa aquí?
-Mira, tú no eres nadie para meterte en mi vida. No te corresponde averiguar qué o qué no me pasa. Nunca te he dado un permiso especial, no eres particularmente importante para mí, así que, cállate.
-Entonces di, ¿por qué esta reacción tan violenta?
-Porque no tienes derecho a inmiscuirte en mi vida. Estoy harta de todas esas personas que, con el pretexto de hablar, se sientan a molestarte. ¡No indagues más en mi ser! Prefiero ser un misterio, para ti, para él, para todos. Soy la maldad oculta en las sombras. Dejadlo así. Nadie cambia los cuentos tristes. Entonces no intentes cambiar mi vida. Que nadie lo intente. Reconócelo, no te importo en lo más mínimo. Sólo tienes sucia curiosidad. Pues te diré algo sabio: la curiosidad mató al gato.
-¿Un amor quizá?
-...
-¿Por qué ese silencio tan repentino?
-Porque si sigo contestándote, sólo conseguiré más preguntas.
-Pero, sentémonos a hablar. ¿Por qué eres incapaz de bajar tu estúpido orgullo al nivel de mi persona?
-¿Por qué tendría que hacerlo?
-Porque los amigos, la gente buena, la gente corriente, lo hace. No eres más que una niña mimada y caprichosa, tienes ganas de llamar la atención y no sabes cómo hacerlo. Estás frustrada porque en tu situaciópn actual, hay muchas cosas que desearías cambiar, y no puedes. No te gusta cómo eres, ni cómo has sido, ni sabes cómo querrías saber. Sólo tienes en mente una palabra: injusticia. Y todo lo demás te da igual. Eres bastante egoísta, ya que cada vez los demás te importan menos, últimamente, ni preguntas qué tal están. Sólo piensas en hablar de ti, de ti, de ti, de tus sucesos y de tu vida. Todo lo demás, a la basura. No te mereces nada, no te mereces mi tiempo, no te mereces su tiempo, no te mereces el tiempo que se te ha dado. Pero tú sigue así, malgastándolo todo, malgastando los minutos y la paciencia. Supongo que en algún momento madurarás lo suficiente como para darte cuenta de que estás haciendo el ridículo. Porque, escúchame bien. Eso es lo que haces: el ridículo. Eres patética. De las personas malas que jamás vi, tú eres la peor. No eres más que escoria humana. La basura de la sociedad. Y no me estoy riendo, lo digo bien en serio. Estoy harta de estos comportamientos tan infatiles. ¡CRECE! Crece ya. Cuando seas adulta, medianamente adulta, o simplemente, tengas una mentalidad superior a la de un niño de tres años, entonces ven a verme. Y te haré ver todo lo que ahora no ves. Estúpida. Idiota. Eres una humana inservible.
-Vale, sentémonos a hablar.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada