Nana, he estado esperando este momento durante mucho tiempo. He imaginado que te arrepentías de todo y que deseabas que estuviera a tu lado. He soñado que todo lo que me decías no eran más que palabras que salían de una mente inconsciente manipulada por el odio. Creí que jamás volverías a mi lado porque la suerte estaba echada y en tus resultados no contaba yo… Me llegué a sentir abandonada y desdichada, como cuando a Hachi le deja su novio. Me hubiera pasado horas en la cama, tratando de esconderme tras esos sueños que resultaban más felices, intentando sofocar mis lágrimas mientras pensaba que no podía estar pasándome algo semejante. Recuerdo que sentía que todo era injusto, que era mentira, que no había hecho nada malo. Puedo decirte que estaba acabada, que sin ti… no era más que una muñeca de trapo a la cual podías acudir para morder y jugar con ella mientras te esperaba en la estantería escondida de tu corazón. Noté cómo te marchabas y me dejabas sola mientras tú intentabas vivir feliz. Vi cada una de tus caídas y corrí tras de ti para intentar ayudarte mientras tú intentabas que me alejara… Me hice tan pesada que incluso yo noté mi lastre. Creía que hacía lo mejor… pero no paraba de hacer un desastre tras otro. Me sentí desfallecer y me resigné a esperarte… una vez más.
Mientras Hachi esperaba en un rincón, Nana, tú rehacías tu vida. Quizá intentaras dañarme para que me alejara, pero sé que tratabas de que me fuera intentando causarme el menor trauma posible. Tú, Nana, mantenías mi risa en alto, hacías que tuviera fuerzas para poder continuar cada día hacia delante. Recuerdo que fuiste el motivo de mi vida en un sentido u otro… Ahora ya no soy tan pesada, ¿verdad? Intenté cambiar para poder estar a tu lado, quise hacerlo y lo estoy haciendo poco a poco. Sé que aún tengo miedo de decirte que te quiero, por posibles represiones. No quiero causarte más problemas, quiero que esto acabe ya. Quiero estar junto a ti y que tú vuelvas a mi lado…
Ahora que volvemos a estar juntas, como lo están Nana y Hachi, nos has dado estos motes. Me has dicho palabras que van sanando mi corazón herido. La muñequita de trapo ha sido retirada de la estantería para reemplazarla por la lámpara de luz clara que nos hacía falta a las dos. Quizá todo lo que estoy diciendo no haga más que empeorar las cosas, mi querida Nana, pero cierto que hay veces que esta pequeña Hachi necesita desahogarse. Tengo intención que hablar esto una vez más y luego.. luego dejaré el tema. ¿Por qué? Porque sé que ya es suficiente… como tú bien dijiste: a veces a las personas las une el destino y no un simple capricho de dos. Entonces si es el destino, ¿qué más da cuántas palabras te diga? Sabes todo cuanto te he dicho, pero no te crees todo cuanto sabes. Quiero que me comprendas: quiero que entiendas que no te guardo ni guardé, ni mucho menos guardaré, rencor alguno y que quiero que volvamos a ser tan amigas.
Dicho esto quiero aclararte que no necesito que volvamos a montarnos una historia de que estamos saliendo. Es cierto que eso para mí suponía un alivio, esa broma para mí significaba mucho. Pero no necesito historias ficticias de que somos parejas, sólo necesito que me devuelvas esa mano amiga mientras yo trato de recomponer esa sonrisa tuya. Ciertamente no creo que tengo valor para pasarte este escrito… Pero igualmente quise dedicarle unos minutos de mi tiempo para que alguien pudiera saber todos mis pensamientos abiertamente. Me he guardado demasiadas cosas y quizá ahora ya no recuerde ni yo lo que sí o lo que no…
No quiero que te tomes ninguna de mis palabras a mal, y lo sabes. Ahora ya creo que sí, que me he hecho demasiado pesada con el maldito tema este… Pero aún así, voy a añadir una última cosa. Quiero que si llegas a leer esto, lo conserves mientras quieras estar conmigo. Quiero que lo conserves porque no voy a consentir ni una lágrima tuya porque estás triste. Esas lágrimas no las permito, porque quiero ver una sonrisa permanente y sincera plasmada en tu rostro. Quiero que tus ojos rían y no se hable más. Yo seré el ángel (o el demonio, según tú prefieras) que te recuerde que siempre queda esa última esperanza…
-Palabras bonitas ya no quedan. Y si las hay, dime dónde. Todo lo que fuíste (lo que fui) se ha ido por la escobilla del váter. No nos queda, ni siquiera, un recuerdo dulce que nos haga sonreír. ¿Has visto la cantidad de dulzuras que dije en ese tiempo? Ay, mi querida, lo hemos perdido todo. Y creo que, con el tiempo, tú también te darás cuenta. No eres nada en este mundo. No lo serás jamás.
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada