dimecres, 19 de maig del 2010

Rotura.

Miraba al cielo como si éste pudiera responderle. Pensaba más allá de las estrellas, más allá del mundo que había creado. Estaba tumbado en la hierbas, fresca, que le hacía cosquillas en los brazos y la piernas. Notaba el viento helado en la cara, apartándole el pelo de la cara para volvérselo a tirar encima. Cerraba y abría los ojos, como si viera pero no mirara nada. La luna, grande y hermosa, coronaba el firmamento oscuro.

-¿En qué piensas? -preguntó una dulce voz femenina.
-En todo este tiempo que ha pasado. No sé si ha servido de nada. He conocido a todos mis amigos, mis compañeros, casi mis hermanos. Pero ahora no están, y ni siquiera tengo una pista para empezar a buscar. No sé qué hacer. Estoy aquí, perdido en medio del mar, en una isla cualquiera, con una guerra por estallar.
-Vaya pero...
-No me malinterpretes. Agradezco vuestra amabilidad, así como el hecho de no ponerle peros a mi estancia aquí. Pero debería irme. Entiéndeme, este no es mi lugar. Yo... tengo que ayudar a mi hermano. Jamás me perdonaría a mí mismo si le dejo morir.

La palabra se perdió en el infinito: "morir, morir, morir". Algo se estaba removiendo en sus entrañas.

-No... morir... no quiero... Él... yo prometí salvarle... Ac...

El sueño se rompe por un dolor muy intenso en el pecho, incapacidad de respirar y una gran angustia. No sabe qué hacer, no sabe dónde está, no sabe qué ha pasado. Tiene que correr, tiene que buscar a su hermano. Tiene que encontrarle, ponerle a salvo, asegurarse de que vive. Algo le dice que no es posible, y se levanta enfurismado. Intenta llegar al mar, tirarse a él, despertarse del dolor que le carcome. ¿Por qué? ¿Por qué es así? Grita al cielo, grita al bosque, grita a las piedras, a los árboles. Grita a la nada.

-¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

La única palabra capaz de articular. Cada vez, la aflicción es mayor. Una verdad demasiado certera se instala en su cabeza y no le deja seguir pensando. Su hermano no está. De nada servirá darse prisa, pues su vida ha acabado. Está muerto. El dolor vuelve con mayor fuerza, se ciega. Golpea con todo a su paso. No puede más.

-¿¡Por qué!?
-¡Luffy-Kun! Si sigues así te vas a matar, ¿es eso lo que quieres?

Una voz grave le saca de la incosciencia. Despierta por unos momentos, sólo para decir la frase que más teme. Sólo para resolver sus mortíferas dudas:

-¿Ace... murió?
-Sí -respondé con condolencia la voz.

Se rompe el mundo. Todo deja de tener sentido. Las lágrimas brotan formando un río imparable. No sabe qué hacer, de nuevo es incapaz de asimilar la idea. Por su cabeza se cruzan las palabras "morir" y "salvar". Una promesa hecha hace mucho tiempo le provoca una agonía punzante. Ve sangre por todas partes, la sangre de su hermano. Ve muerte por todas partes, la que no pudo evitar. Ve oscuridad. Ya no tiene sentido seguir aquí.

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