dijous, 20 de maig del 2010

Quiero.

Quiero nadar entre mares de placer. Quiero estar en tu mente, sobre tu piel, en tu corazón, en tu alma. Quiero ser parte de tu día a día, de tu rutina, de tus quehaceres, de tu vida. Quiero ser tuya.

Reconozco el amor en ojos agenos. Veo miradas apasionadas entre parejas distanciadas. Noto esa barrera que construyen, un mundo aparte, un mundo sólo para ellos. Es fácil distinguirlas por la calle: van juntos, de la mano, dando a entender que son "un solo ser". Desaparecen entre la multitud, no echan a nadie de menos, pues con ellos mismos lo tienen todo. No necesitan nada más que su propio cariño. Y detrás de toda esa capa color rosa una verdad: el miedo a perderse.

Quiero volar hasta ti. Quiero traspasar los obstáculos y estar junto a ti. Una vez más, como antaño, como debería ser.

Siento las caricias sobre mi piel. Es un contacte dulce, placentero, suave. Comienza como un cosquilleo en la barriga, que se extiende hasta explotar por todo el cuerpo. Una emoción que te hace gritar. Nunca es suficiente: como una droga, te engancha y te hace querer más. Es el deseo convertido en acto.

Quiero morir en tus labios. Quiero sentir tu cuerpo sobre el mío. Quiero la seguridad de tus brazos, el amor de tus manos, la pasión de tu ser.

No hay nadie en esta habitación. El ruído del viento se cuela entre las ventanas cerradas. No entra la luz del sol. El tiempo pierde importancia. Todo lo consistente, aquí se vuelve nada. Y toda la nada, aquí es importante.

Quiero desaparecer bajo tus ojos. Quiero formar parte de un "nosotros".

Quiero cantarle a la luna. Quiero ser tu musa.
Quiero pensar que soy lo mejor para ti. Quiero creer que no hay otro mundo para mí.

¿Me oyes? Quiero tenerte. ¿Lo notas? Quiero poseerte.


-Gracias por estos meses a mi lado. Me has hecho feliz. Y, sobre todo, gracias por esta insulsa e inextistente despedida. Te amo.

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