Sin fe, sin esperanza, sin miedo aunque sin vida. No tengo Dios al que rezar ni Demonio a quien pregar. Las existencias que me rodeaban se fueron marchando, dejando tras de sí un rastro de dolor. Las personas a las que tanto amé y por las que tanto me preocupé se evaporaron tras las lágrimas de sangre. Les chillé que regresaran, imploré de rodillas. ¿Alguien me escuchó? No estaba sola, pero, ¿ahora? Tantas veces me he preguntado lo mismo que mi cerebro empieza a cansarse. Las exhalaciones de mi corazón son cada vez más cortas y apagadas, hasta que ya no haya. Pronto todo quedará en calma y el brillo de mis ojos desaparecerá tras la oscuridad. Intenté evitar todo esto. Si me preguntaran ahora qué desearía haber evitado respondería "conoceros a todos". Fui la creadora de mi propia tumba, de acuerdo. Pero vosotros sois el motivo de mi muerte. ¿Qué me pide mi corazón? Que os odie. ¿Qué me pide mi cabeza? Que siga esperando. Y eso hago. Miro a mi alrededor, buscando esos rostros conocidos. ¿Dónde estoy? Creí que no volvería a sentir miedo, pero, ¿mamá, puedes oírme?
Quiero huir de todo esto. Ahora mismo, las ramas de la soledad me tienen bien agarrada. Desearía cortarlas y quemarlas. No quiero estar más sola pero, si consigo regresar, ¿podré ser feliz? Las lágrimas que bajan por mi mejilla me están indicando que sí. Entonces, ¿por qué este miedo en volver? Es lo que quiero. ¿Hay alguien buscándome? Creo que empiezo a volverme loca. Hay voces en mi cabeza que me susurran. Me dicen que no se lo cuente a nadie, que es nuestro secreto. Me asustan un poco, pero creo que quieren ayudarme. Les haré caso, ahora mismo es lo más cercano que tengo de compañía. Puede que en el fondo no sean tan malas, aunque susurran cosas horribles. ¿Les entrego mi alma? De momento esperaré.
Esto es fantástico. El dolor está desapareciendo tras una cortina de color incierto. Ya no me duele tanto, aunque siento que cada vez entiendo menos el mundo. Las voces se han apoderado totalmente de mi cabeza. Siguen susurrando palabras horribles, pero no me desagradan. Al final han comprado mi alma a cambio de su compañía. Me divierten, me abrazan, me besan, me tocan, me dan su caliez. A veces intentan matarme, he tenido que escapar unas cuantas veces. Pero por lo demás son muy dulces. No tengo que esperarlas. Se quedan aquí, mirando cuando duermo. Vigilan que no huya, porque quieren protegerme. Al fin he encontrado mi lugar.
¿Dónde estoy? ¡Esto no es mi mundo! Las voces se han adueñado completamente de mí. Ya no me abrazan, ya no me quieren. Sólo deseaban mi vida. ¡No querían darme su compañía! ¿Qué puedo hacer ahora? Ya no me quedan personas, todas huyeron diciendo que estaba loca. ¿Era una demente? ¿¡Dónde están mis queridas voces!? Ahora sólo veo humanos, gente a la que no conozco. Me hablan, se alejan, me vuelven a hablar, vuelven atrás. Preguntan cosas que no entiendo, se ponen a llorar. Alguno me riñe y yo le miro sin comprender. ¿Tienen compasión? ¡Me quieren matar! ¡Lo están intentando! Uno me ha clavado un puñal en la muñeca y... mi sangre. Había olvidado esta sensación tan llena, la plenitud de estar viva. Sí, esto me recuerda que estoy aún sobre el mundo. ¿Tenía seres queridos? Sí, sí los tenía. Para sentirme bien debo ver mi sangre. La tendré más a menudo.
Me he excedido. Voy a acabar con todo. Ni fe, ni esperanza, ni Dios, ni Demonio, ni familia, ni amigos, ni miedo ni vida. No queda nada. Ya no tengo más sangre que me recuerde mi existencia. Aquí me quedo, delante del espejo: con una mano sospesando mi corazón y con la otra sosteniendo un cuchillo. ¿Qué pesa más?
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Kaaa, quin bon escrit què has fet ^^
ResponEliminaHas posat en dubte la fe, bé és una cosa personal però és una decisió que marca.
Bé, bon any nou ^^