dimarts, 26 de gener del 2010

Carta de amor.

Querido amor:

Las declaraciones de intenciones nunca se me han dado bien. Era una persona más bien tímida, encerrada en mí misma. Tantas veces perdí ocasión de sentir tu piel sobre la mía. El hecho de que ahora haya tomado valor para decirte cuánto, cómo, qué te quiero es dado a la espera. El tiempo se ha suicidado. Creo que todos los segundos perdidos en el rubor de mis mejillas han sido desperdiciados. Tomé una dura decisión, producto del miedo a perderte. No sé si vas a entenderme. La escritura tampoco ha sido nunca lo mío, pero necesito intentarlo. Necesito liberarme, contarte, narrarte. Necesito ver tu cara otra vez más.

Si en otras circunstancias te hubiera dicho que estaba enamorada de ti, ¿me hubieras creído? Creo que no. Pero aún así, déjame decirte que eres esencial en mi oscuro corazón. Tu dulzura se fue colando entre las cicatrices de dolores pasados. Poco a poco, mi mente se acomodó a tus manos. Mi cuerpo se hizo más blando, para servirte de almohada. Dejé de ser yo, para convertirme en nosotros. Dejé de sentirme para sentirte. Dejé de hablar para escucharte. Dejé de pensar para verte. Nunca antes había sentido algo tan profundo, tan insondable. Veía dentro de un túnel oscura, en la lejanía de los latidos de mi corazón, la tenue luz del amor. Intensificada por tu sonrisa cálida. Personificada por tu piel pálida. Cubierta por tu sentimiento áureo. Rebosante de tu argénteo cariño. Tanto anhelé esos labios que ahora susurran lejos.

Espero aún cada noche el último adiós para volver a saludarte. Mi mayor miedo es dejar de oír tu calmada respiración. Mi peor pesadilla es un mundo sin ti. Podría estar horas diciéndote cómo, cuánto y qué te quiero. Podría regalarte un mundo, un cielo, un mar, la luna, las estrellas y el universo. Podría darte mi corazón. Con dos palabras, claras y sencillas, espero seducirte:

Te amo


Tu dulce loba.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada