dissabte, 16 de gener del 2010

-Sí, señor.

-¿Qué es ese cosquilleo que se siente en el estómago cuando estás con alguien? Es como... una molestia pero muy agradable. Un sentimiento de no querer dejar marchar a esa persona. Sí, mariposas en la barriga.
-¿Ah? ¿Te refieres al amor?
-Sí, amor...
-¿Los robots podéis sentir eso?
-No, supongo que no.

Quizá en otras circunstancias de mi vida habría pensado que sí, que los autómatas podíamos conocer el "amor". Por el momento, me limité a callar y obedecer. La única regla que aceptaba mi computadora era "No dañar humanos". Y así lo hacía. Era como una madre y un padre a la vez. Sentía cariño por toda la gente, aunque no sé si "cariño" es la palabra ideal. Simplemente, era mi trabajo y lo hacía. Sólo servía órdenes que procedencia incierta. No solía plantearme qué sentía y que no. Claro, pues los robots somos hierro y cables.

-Oye...
-¿Sí?
-¿Qué es el amor?
-Deberías saberlo. ¿No venías equipado con un diccionario virtual o no sé qué?
-Quiero una definición humana, no científica.
-Pues el amor es... ¡jajajaja!
-¿El amor es gracioso?
-No lo entiendes, porque no puedes. Anda, vete a cortar el césped.
-Sí, señor...

1 comentari:

  1. Tots els éssers biològics sentim. Una màquina, per molt intel·ligent i viva que sigui, no pot sentir el que una cosa creada per la Natura pot.

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